‘Secretos de familia’, avance del capítulo 12 de esta semana: El veneno como arma

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        Después de que Engin encontrara la forma de chantajear a sus enemigos y destrozar sus vidas en el capítulo 11 de Secretos de familia, Ilgaz termina confesándole a Ceylín que Metin fue la persona que encarceló a su Zafer injustamente tantos años atrás: «Lo hizo a cambio de un dinero para pagar el tratamiento de mi madre, que en ese momento estaba muy enferma. Aunque de nada sirvió, porque terminó falleciendo». Esta semana, en Secretos de familia, la abogada no puede contener su rabia y se presenta ante el expolicía para recriminarle que hiciera algo tan horrible: «Usted me dejó sin padre durante muchos años».

        Ceylín piensa en obligarle a entregarse a las autoridades por corrupción, pero no quiere que la pequeña Defne tenga que ver a su progenitor entre rejas. Así pues, desiste de su venganza. Eso si, lo que no puede es seguir adelante con su relación con Ilgaz, por lo que presenta una demanda de divorcio para separarse de él cuanto antes.

        Por otro lado, Neva descubre que su hermano pretenden denunciarla por corrupción. La jueza sufre un ataque de pánico ante la posibilidad de perder lo único que tiene en la vida: su trabajo. Desesperada, amenaza con quitarse la vida ante Pars si no le jura que se quedará callado. Este, para calmar a su hermana, le promete que hará todo lo necesario para evitar que trapos sucios terminen aireándose a la luz pública.

        Al día siguiente, Pars recibe la noticia de que se encontró en la celda de Engin y teléfono móvil. El fiscal usa esa información para citar a Seda en la comisaría y arrestarla hasta que se esclarezca lo sucedido: «Tenemos que averiguar si usted estuvo en contacto con su defendido de forma ilegal, compréndalo». Pars piensa ganar así algo de tiempo hasta lograr eliminar el chantaje de Engin. Sin embargo, su plan no funciona y debe liberar a la abogada en cuestión de horas.

        Cerca de allí, se descubre que Serdar, el amigo de Çinar y camello de Parla, es, en verdad, cómplice de Engin. Fue él quien robó el cadáver de Zafer y lo enterró junto con el arma que se usó en su muerte para poder chantajear al hermano de Ilgaz. A su vez, Çinar, temiendo que la policía le encierre por el asesinato del pescador, pide ayuda a su abuelo, quien no ha dejado su vida delictiva. «Necesito que me consigas un pasaporte falso», dice. El anciano no solo se niega, sino que le cuenta a Metin las intenciones de su hijo: «Ten cuidado o se escapará».

        Parla gana su competición de natación

        Por otro lado, llega el día de la esperada competición de natación de Parla. La chica hace una actuación espectacular y queda primera. Todas sus compañeras le felicitan. Mientras se cambia de ropa, le hacen entrega de un ramo que dejaron en recepción para ella. Entre las flores hay una nota que reza lo siguiente: «Sabemos que te dopas. Si no entregas tu medalla y cuentas la verdad, lo haremos nosotros».

        La adolescente, asustada, corre a su casa y se encierra en su cuarto. Sus padres aporrean la puerta, pues la escuchan gritar y llorar desde el otro lado. De repente, todo sonido cesa y el pánico se apodera de Aylín y Osman.

        Este último logra abrir la puerta y la escena que se encuentra es terrorífica. Parla está tirada sobre la cama, inconsciente. Se ha tomado un bote de pastillas en un intento de acabar con su vida. Toda la familia corre hacia el hospital, incluida Ceylín. Es entonces cuando la abogada recibe una llamada de Engin, quien le dice ser el responsable de lo ocurrido con su sobrina: «Te dije que me las pagarías».

        En prisión, Yekta visita a Engin y le propone un trato. Le ayudará a escapar de la cárcel a cambio de que deje de chantajearlo. Una oferta que el recluso parece aceptar. Al caer la noche, un carcelero le lleva a Engin un libro que estaba esperando recibir, escrito por Sahver Yengi, una famosa abogada conocida por su familia y, también, por sus enemigos. De hecho, fue profesora de su tía Sevda. Según pasa las páginas, Engin comienza a sentirse mal y acaba desmayándose ¡Alguien le ha envenenado! Pero, ¿quién? Pues todos sus rivales tenían un ejemplar guardado en su casa.



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