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Manuel Díaz reconoce que aún no puede llamar «papá» a Manuel Benítez. Ambos protagonizaron unos de los encuentros más esperados en el homenaje a «El Cordobés» padre, nombrado quinto ‘Califa del Toreo’ por el Ayuntamiento de Córdoba. Por fin, padre e hijo posaban en un acto público derrochando una complicidad, unos gestos que demostraban que no era la primera vez que estaban juntos, ni que se daban un abrazo.
Días después de este inolvidable encuentro, Manuel Díaz ha convocado a la prensa, en Madrid, para explicar cómo conoció a su padre y otros detalles de su relación. Tras confirmarse, por pruebas de paternidad, que era hijo de Manuel Benítez, primero conoció a su hermano Julio, que no paraba de repetirle lo que se parecía a su padre con su físico y con sus gestos. «Julio es un ser humano fantástico. Se quedó impactado, me decía ‘estoy viendo a nuestro padre en ti, los gestos las manos…'». Y años después fue cuando se produjo el reencuentro con su padre. Coincidieron en un acto y Manuel dio el paso para conocerle. «Mi corazón me decía que lo intentase ¿qué me iba a encontrar con un no? Ya había vivido con eso toda la vida y en ese momento decido, por primera vez en mi vida, tomar las riendas sin que haya terceros por medio y decido hablar yo por una vez en la vida. Fue muy fácil porque estaba haciendo lo que decía mi corazón», se ha sincerado Manuel.
Manuel Díaz: «No hubo reproches»
«Ahí entramos en contacto directo por primera vez, al principio telefónico. Hasta que llega el día que decidimos vernos. En ese encuentro estuvimos él, Mari Ángeles, su compañera y un descubrimiento de ser humano y que ha hecho posible que esto haya sucedido, mi mujer Virginia y yo», ha desvelado el torero, que ese día estaba tan nervioso que tuvo que parar el coche en una cuneta porque no paraba de temblar. «Al llegar a su finca y verle escucho la palabra que llevaba todo la vidaqueriendo escuchar: ‘Hijo, todo llega, ya estamos aquí’, en ese momento es donde hemos nacido los dos. Lo demás ya no tiene sentido», ha revelado.
Manuel se ha sincerado y afirma que tocar a su padre fue «una sensación que no lo he sentido en mi vida con nadie. Es un ser humano muy especial, él impacta, te transmite, te habla con los gestos, la mirada. Por primera vez en mi vida, era mío y lo tenía ahí para mí. Era mi momento. Lo primero que le dije fue ‘perdona si he hecho algo en mi vida que no debiera pero las circunstancias me han obligado’. Él me dijo ‘perdóname tú a mí’. Era nuestro momento».
Un encuentro en el que no hubo reproches y en el que Manuel reconoce que volvió a ser un niño que buscaba el cobijo deun padre. «Buscaba meterme dentro de él y que me acurrucara. Esa noche caí malo…», ha confesado.
Manuel Díaz no tiene pensado cambiarse el apellido
A pesar de su alegría, Manuel reconoce que le cuesta llamar «papá» a su padre. «Le dije ‘¿cómo te llamo? ¿Si te digo papa te importa?’. Él me dijo: ‘Nada, adelante’. La palabra papá no la tengo interiorizada con nada, a veces se me escapa pero la cabeza la frena porque me suena raro. Me gustaría decírselo mil veces, pero no sé, al llegar a la boca se me para», ha explicado el torero, que no tiene pensado cambiarse el apellido.
Manuel Benítez ya conoce a sus nietos. Manuel ha contado una anécdota de ese día: «Mis hijos iban muy nerviosos porque me veían feliz. Hubo un momento, tengo en mi memoria una imagen de los cuatros abrazados y yo me acerqué a él y le cogí la cara y le dije ‘¿Sabes por qué te quieren? Porque yo les he enseñado a quererte'».
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