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La sexta edición de ‘La isla de las tentaciones’ está cada vez más que arde, y sobre todo desde que vimos la infidelidad de David Vaquero y todo el drama que desencadenó después. Cuando vemos las presentaciones de las parejas solo vemos una pequeña parte de su historia y los motivos por los que han decidido ir al programa a poner a prueba su amor, pero todos tienen historias personales y vivencias que desconocemos y que les hacen actuar como actúan, pero que nos hacen juzgar sin saber, y es el caso de Marina López, pareja de Álex Sánchez, que ahora que ha estrenado su canal en mtmad ha querido que sus nuevos seguidores la conozcan mejor… y su relato ha sido demoledor.
Ahora todos, y también los famosos, acostumbran a alzar la voz contra el acoso y los abusos sexuales, pero hace unos años no era tan común. La joven ha desvelado una durísima etapa de su vida en la que, en plena infancia con 10 años, sufrió vejaciones por parte de compañeros. Y no sólo eso: también agresiones sexuales: «Yo me juntaba más con los chicos porque las chicas me hacían ‘putadillas’, porque ellas no querían ser mis amigas. A lo mejor yo hacía cosas que me decían porque pensaba que querían ser mis amigas y en realidad era para reírse de mí«, empezaba contando. «Por ejemplo, en excursiones de autobús, me obligaban a sentarme en la parte de atrás y me obligaban a chupársela a algunos chicos. Todo esto con 10 añitos, ni era consciente de lo que hacía, pero yo lo hacía porque yo quería que ellas fuesen mis amigas», ha recordado también.
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«Por estas cosas yo me he cambiado muchas veces de colegio e instituto, y porque los profesores, al final, en lugar de ayudarte, lo que hacen es como aislarte para que no te hagan cosas. Creen que te están haciendo un favor, y al contrario».
Ya en el instituto la cosa no mejoró, y todo por llevarse bien con un chico que le gustaba a la chica popular: «Recuerdo que en un recreo él me dio un abrazo, esta chica se enteró y lo que hizo fue llamar como a 20 personas para que a la salida del instituto vinieran a por mí, con bolígrafos que me querían clavar… barbaridades para hacerme daño», ha dicho ya con la voz algo temblorosa.
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Precisamente fue ese día cuando su suerte empezó a cambiar: su padre había ido a recogerla, y al ver lo que estaba pasando empezó a atar cabos: «Los profesores lo sabían y no hicieron nada. Y yo tampoco quería contarlo. Tenía miedo porque me amenazaban con que iban a hacer daño a mi familia. Me lo creía y no contaba nada». A raíz de eso, sus padres le cambiaron de instituto, con la casualidad de que una profesora del centro anterior pidió el traslado al mismo que ella: «Era consciente de lo que yo había vivido, y fue entonces cuando se lo contó a mis padres».
Contarlo: el gran consejo de Marina
La joven, que afortunadamente ha dejado ya esa etapa atrás, ha dado un gran consejo a todo el que le siga y esté en una situación similar: «De verdad, contadlo. Que mis padres se enterasen cuando yo no tuve la fortaleza de hacerlo fue lo mejor que me pudo pasar nunca. Es muy necesario que la gente que está a tu alrededor sepa lo que te está pasando. Yo he llegado a mearme encima para irme antes a casa porque tenía pánico a la hora de la salida. Una vez me dejaron encerrada en un pozo con un palo para que no pudiera salir. Estuve horas hasta que un señor pasó con un perro y me escuchó«, ha recordado emocionada.
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Fue entonces cuando consiguió ver la luz al final del túnel: «Ahí empecé a recibir ayuda psicológica. Que no os dé vergüenza decir que vais al psicólogo, son personas profesionales que están ahí para ayudarte. Igual que si conocéis a alguien que le esté pasando: ayudadles a que lo cuenten. Es muy importante«, ha avisado.
Todavía le quedan secuelas
Las secuelas del bullying y las agresiones que sufrió siguen latentes a día de hoy, a sus 24 años: «Me ha costado muchísimo confiar en la gente. Amigas como tal las tengo contadas. Me cuesta mucho hacer amistades: tengo 3 personas en las que sé que puedo confiar, que sé que me quieren y me cuidan. Es muy importante saber de quién te rodeas, porque no siempre es bueno tener muchos amigos. A veces es mejor tener pocos y de calidad«, ha advertido. Y también le ha afectado a la hora de tener pareja, y la desconfianza que ha desarrollado, su inseguridad o los celos son algunos de sus puntos débiles: «Por eso soy, quizá, una persona tan apegada, por eso siempre quiero estar con alguien y desde el primer momento quiero hacerlo todo con él… me costó mucho confiar al principio, pero ahora necesito estar muy apegada a alguien y pasar el mayor tiempo posible con él«.
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