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Patricia Pardo ha vivido uno de los años más importantes de su vida y no sólo a nivel profesional, donde ha sustituido a su ‘jefa’, Ana Rosa Quintana, tras detectarle a ésta un cáncer de mama del que está ya muy recuperada. La presentadora ha pasado el examen con nota, pero también ha vivido un tsunami al enamorarse de Christian Gálvez, con quien acaba de coincidir por primera vez en un plató, y hacerse pública su relación. Ambos han llevado su historia con naturalidad pero la presentadora reconoce que para ella ha sido un shock ser objetivo de la prensa. De todo y más hablamos con ella.
El 5 de julio de 2010 empezaste a trabajar en ‘El programa de Ana Rosa’ y el balance no puede ser más positivo…
Exacto. Estoy súper agradecida porque han confiado mucho en mí y poco a poco me han dado un papel más relevante. Y yo creo que se trata de estar ahí cuando te necesitan, demostrar lealtad y esforzarse muchísimo porque hay gente con mucho talento. Ahora tendrán que ser los espectadores los que tengan que decir si he estado a la altura. Yo lo he dado todo.
¿Presentar era tu sueño?
Cuando empecé, mi sueño era hacer radio porque, aunque no lo parezca, soy muy tímida. Jamás pensé hacer televisión. No estaba cómoda delante de una cámara ni mucho menos, pero la vida te va dando oportunidades y hay que aprovecharlas. Aun así jamás pensé que iba a presentar y menos ‘El programa de Ana Rosa’.
Este año ha sido agridulce para ti. Excelente por la oportunidad, pero que vino porque tu jefa, Ana Rosa, se puso malita. ¿Cómo lo has vivido tú?
Es verdad que es un sentimiento agridulce porque las circunstancias han provocado un reto profesional importante para mí pero, claro, la base de todo esto fue el mayor shock profesional que me he llevado. Para mí el día que Ana nos dijo que tenía un cáncer fue un drama. Como si me llamara alguien de mi familia para decirme una cosa así. Al principio tuve mucha angustia. Mi peor día fue el día después. Ese arranque me parecía un reto imposible. Yo soy muy emotiva, se me quiebra mucho la voz cuando me emociono, yo lloro y fatal… Al final salí airosa, pero esas semanas fueron… Por ella, por el programa… lo pasé mal. Al final lo sobrellevamos porque el equipo es el mismo, tenemos un músculo brutal, hay un engranaje muy bueno. Somos los mismos haciendo lo mismo de siempre. Pero para mí ha sido agridulce.
Y día tras día un mensaje cariñoso para Ana. El contacto con ella ha sido muy estrecho, ¿no?
Sí, de hecho, al principio éramos muy repetitivos. Así que llegamos a un acuerdo: arrancar siempre diciendo este es ‘El programa de Ana Rosa’ y el mensaje de Joaquín al final. Y en lo personal claro que sí. Hemos estado todos súper pendientes de ella. Yo le he mandado mensajes sin llegar a ser pesada.
¡Está estupenda!
Sí. Está guapísima. Y yo sé que desde el primer día que se va a recuperar y va a volver. Ella está fuerte, con ganas de volver y con mucha energía.
¿Y en septiembre qué pasa con vosotros?
Ojalá te pudiera decir algo… Yo estoy a disposición de lo que diga la productora y la cadena. Sólo espero que ella vuelva y me gustaría estar con ella.
«Rocío Flores y Chabelita son completamente diferentes»
¿Te apetece tener un proyecto tuyo?
Para mí el mayor regalo que me pueden dar en televisión es tener la garantía de seguir. En este programa tenemos esa gran suerte. No tenemos incertidumbre y eso es un tesoro. También es verdad que tengo mi ambición y sí me gustaría en algún momento poder afrontar un reto así. Pero para mí tener tiempo para estar con mis hijos y tener continuidad en un programa como este, es el mejor regalo que puedo tener. No es cuestión de arriesgar porque a veces no sale bien. Además, este programa no es nada rutinario.
¿Cómo es trabajar con Rocío Flores o Chabelita?
Son completamente diferentes, sobre todo en lo personal. Chabelita ha evolucionado muchísimo, es súper inteligente, está muy centrada con su pareja y su hijo. Y Rocío es un mundo aparte. Al principio, quizás estaba un poco más perdida, pero ha encontrado su sitio, está más tranquila, se escucha a sí misma y sabe rodearse de gente que la quiere. Aun así ella es ella y hace lo que quiere más allá de su familia.
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¿Rocío es tu debilidad?
Intento proteger o ayudar a la gente que lo pasa mal en directo porque sé lo que es. Cuando yo la conocí ella lo estaba pasando fatal y, más allá de quién pueda o no tener razón en su historia, intenté envolverla. Ella se abrió mucho conmigo y tuve la oportunidad de escucharla. Y creo que ella está cómoda conmigo cuando coincidimos. Pero no es que tenga una preferencia especial, es que no soporto ver sufrir a la gente.
Este año vacaciones en familia…
Sí, necesitaba descansar porque ha sido un año muy exigente. Quiero estar con mis niñas y olvidarme del mundo.
¿Tu familia es tu refugio?
Sí, mi madre, mi hermana, mis sobrinos… Levantar el teléfono y tenerlas al otro lado siempre es fundamental.
Este año ha sido diferente para ti también por tu relación con Christian Gálvez, ¿cómo lo has vivido?
Fatal. No voy a hablar de eso porque mi intimidad es un búnker y lo necesito así. Yo no me considero un personaje ni quiero formar parte de eso. Es fundamental preservar mi intimidad y la de mis hijas. Respeto el trabajo de los demás, que es el mío, porque yo he hecho guardias a famosos, he estado en la puerta de Cantora haciendo directos… Pero mi sorpresa ha sido convertirme en personaje sin desearlo. No estoy cómoda en ese papel.
«Concilio durmiendo poquísimo y teniendo ayuda»
¿Te gustaría compartir programa con Christian?
Nunca diré de este agua no beberé.
¿Cómo concilias con tus niñas?
Durmiendo poquísimo y teniendo ayuda. Mis hijas dicen que su madre se va en mitad de la noche porque me despierto a las 4. Yo he llamado a mi madre mil veces para que viniera a ayudarme…
Por último, ¿cómo te cuidas?
Intento ir al gimnasio siempre que puedo. Hago ejercicios de fuerza, tengo un entrenador personal que me echa mucho la bronca cuando no voy… Pero el ejercicio me viene muy bien para la cabeza… (Risas). Y no como nada de azúcar.
Texto: Susana Jurado. Fotografía: Ana Ruiz. Ayudante de fotografía: Idoia Vitas. Estilista: Isabel Dorado. Maquillaje y peluquería: Pablo Cerdán. Agradecimientos: Hotel Único Madrid.
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