Lavarnos las manos nada más llegar a casa, limpiarnos la cara por la mañana y antes de irnos a dormir incluso varias veces para acabar con toda la suciedad. Eso sin contar el uso de geles hidroalcohólicos, toallitas y demás herramientas de limpieza rápidas que cada vez ocupan más neceseres. Desde bien pequeñas no hemos dejado de oír lo fundamental que es tener una higiene correcta, algo que, además de por lo obvio, en cada etapa de la vida hemos podido comprobar que era una verdad como un templo. Pero lo cierto es que igual de malo es el exceso que el defecto.
Abusar de jabones y limpiadores puede ser realmente perjudicial para la piel, y es que estos no solo arrastran la suciedad, también los lípidos naturales de la piel. Esto se traduce en una piel estresada e irritada: «Es importante evitar jabones agresivos como el jabón ‘lagarto’ o los detergentes. No hace falta usar esponjas ni guantes de crin ya que estos pueden irritar o dañar la superficie de la piel y alterar la microbiota (flora cutánea de bacterias buenas que habitan en la superficie dela piel)», señala la dermatóloga Ana Molina. «Lo ideal es usar la mano con una pequeña cantidad de jabón y lavar principalmente las zonas que pueden provocar mal olor como axilas, genitales, pies, etc. No hace falta enjabonar todo el cuerpo a diario ya que si nos pasamos con la limpieza la piel estará más seca y picará mucho más», cuenta la experta.
En concreto, «si nos pasamos con la higiene de la piel lo que haremos será alterar de forma importante su manto hidrolipídico. Es decir, la superficie de la piel está cubierta por una capa de grasa natural que la protege de infecciones, hace que no pique y se vea saludable. Si usamos jabones muy agresivos o muy frecuentemente podemos alterarla y por eso durante la cuarentena hemos estado viendo pieles tan secas, agrietadas y con eccemas, sobre todo en las manos. Ya que si además de limpiarla mucho no aplicamos luego productos hidratantes la piel irá poniéndose roja, inflamada, con microgrietas y mucho picor», explica Molina.
¿Cada cuánto debería lavarse la piel?
Tal y como indica la experta, depende de nuestra edad, nuestro estilo de vida y la zona del cuerpo. Es decir, no lavaremos con la misma frecuencia las manos que el rostro, ni este como el resto del cuerpo: «En adultos con una actividad física regular se suele recomendar lavar la piel a diario, especialmente la de la cara, y realizar una doble limpieza facial en la noche en la piel de la cara si nos hemos maquillado poder eliminar bien los restos del maquillaje y la polución que quedan en la superficie de la piel. En niños solemos recomendar lavados de la piel a días alternos», indica Ana.
¿Cómo se lava la piel?
Para que la piel no sufra además hay que tener en cuenta, no solo la frecuencia, sino también los tipos de productos que se utilizan y sus ingredientes. En definitiva, además de evitar los jabones más agresivos y las herramientas exfoliantes, «la piel debería lavarse a diario usando jabones suaves que tengan un pH similar al de la piel (5,5) ya que limpian a la vez que respetan el manto lipídico de la piel, estos jabones son lo que se suele denominar syndet o “jabón sin jabón” que son la mayoría que venden en el supermercado.
En definitiva, no es necesario lavarse más de una vez al día el cuerpo, dos veces la cara y las manos justo antes de que estas puedan entrar en contacto con comida o boca y siempre con jabones y limpiadores delicados que respeten su pH. Muchas veces también se pueden usar jabones para pieles sensibles.
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